http://www.ajimez.com/criticas/detalle.php?id=1262
Juan Carlos Suárez
He volado tan alto, he subido a lo más alto, me he dicho lo que no me
han dicho, me he escondido entre las nubes y algunas noches me he
refugiado en la orilla de tu regazo. Ahora el tiempo ha venido a
buscarme, no me ha preguntado nada, no ha pronunciado ninguna palabra,
tan solo me ha mirado con sus ojos de muerto y me he mareado al mirar,
me he visto a mi misma de niña corriendo entre las fábricas, oliendo las
vacas, escuchando las palabras de las ancianas. He mirado como me
calzaba las katiuskas para ir a la escuela, como colaba la leche para
tomar el colacao, como lloraba cuando me caía de la bici y sangraba por
las rodillas. Me he visto desnuda en la cama, en verano, cuando soñaba
contigo, han pasado muchos días ya, años, y me veo vistiendo a mi hija,
me veo hirviéndole la leche para que tome el colacao y escucho palabras
de vieja que ahora son mis amigas, soy yo quien le digo cosas a mi hija,
y quien espero sentada en la salita a que él llegue. La casa que antes
me parecía tan grande ahora me parece pequeña y sin luz, y aunque sigo
jugando al escondite ya no me gusta hacerlo, tampoco me gusta cuando
siento cuando llegas a casa, ni cuando me escondo en el baño para no
tener que darte un beso cuando te marchas. Tampoco me gusta coger el
teléfono y oír a mi madre como si fuese de otro planeta repitiéndome las
mismas cosas que me repetía cuando yo era pequeña, aunque ya no me
habla de padre y de cómo la hacía sufrir. Cuando me escapo entre las
nubes a veces miro hacia abajo y veo como van a trabajar y como muchos
otros se quedan en las plazas. Yo también estuve allí, viendo pasar los
días como si no fuesen míos, como si yo no fuese la que allí estaba,
entre ellos sin hacer nada, no había trabajo, eran días de esperar, sólo
esperar, ahora que pensé que aquello había terminado ha vuelto. Vuelvo a
ver cada vez más gente en las esquinas, compañeros que ya no tienen
donde ir, y hombres y mujeres que se ven acabados a mitad de la vida y
cada vez más jóvenes que ni siquiera han empezado.
Cuando llueve las
nubes se desinflan escupiendo un polvo gris sucio por todo el pueblo, es
como si el cielo nos devolviese la tierra que le quitamos a la Tierra y
así nos erosionamos unos a otros, rascándonos la piel, quitándonos lo
que no tenemos, queriendo ser lo que no somos.
lunes, 5 de noviembre de 2012
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario